lunes, 23 de septiembre de 2013

XXVI. La fragata [versión original de 1895]


El Hugli, cuyas aguas son reputadas como sagradas por las poblaciones de la alta India que emprenden frecuentes y largas peregrinaciones, para arrojarle las cenizas de sus difuntos, o para bañarse es uno de los más importantes ríos de la gran península asiática. Su largura no supera las cincuenta leguas marinas, estando formado por la reunión de los ríos Cossimbazar y Djellinghey, las dos ramas más occidentales del Ganges; pero la masa de las aguas es muy considerable, engrosada desde la derecha por el Damodar, el Rupnarayan, el Tingorilly y el Haldi.
Sobre este brazo del Ganges reina una actividad extraordinaria, febril, que iguala a aquella de los ríos gigantes de América Septentrional. Aprovechando la marea alta, que se hace sentir muy fuerte, navíos de línea, provenientes de todos los puertos del globo lo remontan deteniéndose en Calcuta, en Chandernagor o en Hugli, las tres ciudades más importantes situadas en sus orillas.
Piróscafos, barcas, brig, bergantines, goletas y sloop, se encuentran dondequiera a lo largo de su curso. Ni hablar de las pinazas, de los pulwar, de las bagalas, de los moor-punkee, de los feal charra, de las donga y de todos aquellos otros barcos más o menos grandes, de construcción india, que se contaban por millares y que se cruzaban en todas las direcciones.
No obstante, en el momento en que la ballenera se despegaba de la orilla, pocos barcos surcaban la corriente y casi todos provenientes del sur, que es como decir del mar. Del norte descendían en cambio montones de cadáveres que iban caprichosamente a la deriva, para encallarse en las numerosas islas e islotes o en las orillas donde caían bajo el diente de los tigres y de los chacales, siempre listos a tomar parte de aquellos gigantescos banquetes que la superstición india les ofrece gratuitamente.
—Ánimo —dijo Tremal-Naik—. Es necesario llegar al fuerte antes que la expedición se haga a la mar. Si llegamos tarde, perderá Rajmangal.
—Déjanos hacer a nosotros —respondió aquel que parecía ser el jefe de aquellos thugs—. Arribaremos a tiempo.
—¿Qué distancia tenemos de aquí al fuerte?
—Menos de diez leguas marinas.
—¿Cuándo crees que la expedición partirá?
—Con la marea alta, sin duda. Dentro de media hora comenzará a subir y correremos más rápidos que un steamer.
Los thugs, robustos garzones, acostumbrados por todas las fatigas y habituados desde la infancia al remo, acomodados en los bancos se pusieron bien de acuerdo, con golpes secos y rigurosos.
La ballenera, una bella y sólida embarcación, construida expresamente para la carrera, no tardó en hilar con notable velocidad, rozando apenas el agua, cuya corriente amenazaba con detenerse por la próxima subida de la marea, que sube con tanta furia que causa, no es raro, a Calcuta, un aumento del nivel superior a los cinco pies.
La noche era límpida, iluminada por una luna soberbia y el aire dulce, refrescado de vez en cuando por una pequeña brisa, que descendía del alto curso de la riada.
Las orillas, visibles como en pleno día, presentaban de vez en cuando unas bellas vistas, en absoluto exclusivas de los ríos indios.
Ahora había bosques magníficos de palmeras, de cocoteros de aspecto majestuoso, con largas hojas dispuestas en cúpula, y de mangos, apretados en mil diversas maneras por aquellas extrañas trepadoras llamadas calamus que alcanzan a menudo la longitud de ciento cincuenta metros. Ahora había campos inmensos de mostaza, cuyas flores amarillas destacaban claramente bajo los argénteos rayos del astro nocturno; o bien plantaciones de añil, de azafrán, de sésamo, de jalapas o inmensas extensiones de bambúes desmesurados, en medio de los cuales iban y venían bandas de búfalos salvajes, animales verdaderamente formidables, más temidos que los tigres y que no dudan en asaltar hasta a un regimiento de gente armada.
De vez en cuando aparecían míseras aldeas, sofocadas bajo una densa vegetación, o bien cercadas por arrozales, encerrados dentro de pequeños diques de varios pies de altura, destinados a retener el agua, y también a menudo se erguían al borde de pútridos estanques sobre los cuales ondea una neblina pestilencial, cargada de fiebre y de cólera.
No faltaban aún los elegantes bungalows sobre cuyos tejados piramidales dormitaban bandas de cigüeñas negras, de ibis morenas y de comedores de hueso, pájaros gigantescos, avidísimos y muy respetados por los indios que, según su extraña doctrina de las transmisiones, creen que en sus cuerpos se encuentran las almas de los sacerdotes de Brahma.
Media hora había ya pasado, desde que la ballenera había dejado la pequeña ensenada, cuando desde la orilla derecha se oyó una voz gritar:
—¡Eh...! ¡Alto...!
Tremal-Naik, a aquella brusca intimación, que no esperaba, estando el río desierto, prontamente se alzó.
—¿Quién es que nos intima a detenernos? —preguntó mirando a su alrededor—. ¿Algún hermano quizá?
—Mire allá —dijo uno de los remeros, señalándole la orilla—. Pasamos delante del bungalow del capitán Macpherson.
—¿Habremos sido descubiertos?
—Debe ser así. Los astutos han sospechado algo y mantuvieron un ojo en las barcas que remontan el río. ¿No ves a los hombres, sobre la terraza?
Tremal-Naik dirigió su mirada hacia el bungalow. Sobre la terraza que dominaba el río vio a un grupo de personas. La luna hacía brillar los cañones de sus fusiles.
—¡Eh...! ¡Paren...! —repitió la misma voz.
—Tiren adelante —dijo Tremal-Naik—. Si quieren atacarnos, que nos den caza.
La ballenera que había disminuido la carrera, continuó remontando. Un clamor ensordecedor se alzó sobre la terraza.
—¡Rayos y truenos! —aulló otra voz—. ¡Hagan fuego!
—¡Son ellos! —gritó otra voz—. ¡Fuego, amigos!
Tres o cuatro tiros de fusil atronaron. Los thugs, aunque ya lejos a unas quinientas o seiscientas brazas, oyeron las balas silbar encima de la embarcación.
—¡Ah! ¡bandidos! —exclamó Tremal-Naik, recogiendo la carabina.
—¡Mira! —gritó uno de los thugs—. Se preparan para darnos caza.
—Pienso tenerlos lejos. Enderecen la embarcación hacia aquel ghrab que desciende el río; quizá viene de Calcuta y podrá darnos alguna noticia sobre la expedición.
—¡Atento, Tremal-Naik! —gritó uno de los remeros.
El indio volvió la mirada hacia la pequeña rada del bungalow y vio a un moor-punkee, montado por cinco o seis cipayos y por una media docena de remeros.
—¡Adelante! —ordenó, montando la carabina.
La ballenera corría siempre con creciente celeridad, no obstante el moor-punkee guiado por los hombres más hábiles y quizá más ligero, ganaba rápidamente camino. En proa habían levantado una cestonada y detrás se habían escondido los cipayos, con las carabinas niveladas.
—¡Paren! —tronó una voz.
—¡Adelante siempre! —ordenó Tremal-Naik.
Un cipayo levantó la cabeza. Aquel momento bastó: Tremal-Naik apuntó rápidamente el arma y dejó partir el tiro. El cipayo echó un grito, golpeó el aire con las manos y se desplomó en el fondo del barco.
—¿A quién le toca? —gritó Tremal-Naik, recogiendo otra carabina.
Le respondieron con una descarga general. Las balas diluviaron sobre los flancos de la ballenera.
Otro cipayo se mostró y cayó como el primero.
Aquella matemática precisión asustó a los cipayos, los cuales, después de estar brevemente en concilio, viraron a babor dirigiéndose hacia la orilla opuesta.
—Esté en guardia, Tremal-Naik —dijo uno de los thugs—. Hay bungalows ingleses en aquella orilla.
—Que los abastecen de hombres y de barcos —añadió un segundo.
—No les daremos tiempo —dijo el indio—; enderecen la proa al ghrab.
La nave que descendía al mar, no estaba más lejos que media milla.
Era uno de aquellos navíos de línea que se construían en Bombay, donde, al parecer, la navegación viene desde los más remotos tiempos reducida a una mayor perfección que en otros lugares de la India, y donde se encuentran los árboles de teca, notorios por su extrema dureza y los sauces que resisten el agua por varios siglos.
La proa de aquel ghrab, de arquitectura puramente india, era muy esbelta y puntiaguda, adornada con divinidades y con cabezas de elefante esculpidas con rara maestría. Sus tres mástiles cubiertos de tela, sus masteleros del puente, se curvaban bajo la fresca brisa septentrional.
En quince minutos la ballenera lo abordaba por estribor.
El capitán del leño se inclinó sobre la regala, para saber que deseaban.
—¿De dónde vienen? —preguntó Tremal-Naik.
—De la Ciudad Blanca —respondió el lobo de mar.
—¿Cuántas horas hace que pasaron delante del fuerte William?
—Cinco.
—¿Han visto naves de guerra?
—Sí, una fragata: la Cornwall.
—¿Cargada?
—No, embarcaba soldados.
—Son ellos que van a Rajmangal —dijeron los thugs.
—¿Sabe cuál es el destino de la Cornwall? —preguntó Tremal-Naik, con los dientes apretados.
—Lo ignoro —respondió el capitán.
—¿Estaba encendida la máquina?
—Sí.
—Gracias, capitán.
La ballenera se separó del ghrab.
—¿Han oído? —preguntó Tremal-Naik, con rabia.
—Sí —respondieron los thugs, inclinándose sobre los remos.
—Es necesario llegar antes que la fragata se haga a la mar o todo está perdido. ¡Arranquen! ¡arranquen!
En aquel instante uno de los thugs arrojó un grito de triunfo.
—¡Oigan! —exclamó.
Todos aguzaron las orejas conteniendo la respiración. Al sur se oía un sordo bramido como el acercarse de una borrasca.
—¡La marea! —gritaron los thugs.
La corriente del Hugli se había repentinamente detenido. Al sur apareció una ola espumosa, que venía avanzando con la velocidad de un caballo lanzado al galope. Arribó con un oscuro bramido levantando la ballenera y pasó más allá saliendo rápidamente hacia Calcuta, arrastrando montones de detritos, de hierbas y no pocos troncos de árbol.
—¡A la orilla derecha! —ordenó el jefe de los remeros—. Dentro de una hora estaremos en el fuerte.
La ballenera alcanzó la orilla derecha, donde la marea se hace sentir más rápida que en la orilla izquierda, y reanudaron la navegación potentemente ayudados por remos vigorosa y hábilmente maniobrados.
Surgía entonces el alba. Al oriente una luz primero blancuzca, luego amarilla, por tanto rojiza, se alzaba invadiendo rápidamente el cielo. Los astros, poco antes centelleantes, poco a poco palidecían, desapareciendo y los alaridos de las fieras se hacían más ralos y más débiles.
Las orillas de la soberbia riada, a medida que la ballenera se acercaba a Calcuta, perdían su aspecto salvaje. Las grandes florestas pobladas por numerosas bandas de tigres, de búfalos salvajes, de chacales y de serpientes y los inmensos plantíos de bambú, poco a poco desaparecieron para dejar el lugar a fertilísimas campiñas cultivadas con gran cuidado, a plantaciones de añil, de algodón y de canela, a bellísimos y variados árboles cargados de fruta de toda especie, a elegantes villas y a grandes aldeas.
Pelotones de unkos, simios con el pecho protuberante, piel negra, morena o gris y el rostro casi humano, aparecían entre los matorrales de árboles, pendiéndose entre las ramas, dando saltos prodigiosos de diez y hasta quince metros; luego veíanse bandas de axis, elegantes animales semejantes a los ciervos, con el pelo leonado y manchados de blanco; por tanto tranquilos búfalos, que venían a saciarse, y en el aire o acurrucados sobre los tejados de las cabañas o reposando sobre ramas arqueadas de manglares, aves de todo tipo y de todo tamaño, milanos, gypaetus, busardos, ibis negros, cormoranes, fochas de plumas carmesí y azul, patos brahmánicos y gigantescos marabúes argala, algunos de los cuales habían hecho desaparecer todo entero a un cuervo impertinente, que había osado disputarles alguna presa.
—Estamos cerca de Calcuta —dijo un remero, después de haber observado atentamente las dos orillas.
Tremal-Naik, que desde hacía un tiempo era presa de una febril impaciencia, al oír aquellas palabras se alzó de repente, apresurando la mirada hacia el norte.
—¿Dónde está? —preguntó—. ¿La ves tú?
—No todavía, pero en breve la veremos.
—¡Fuerza...! ¡Fuerza...!
La ballenera aceleró la carrera. Los thugs, no menos impacientes que su jefe, se esforzaban ahora con verdadero furor, doblando las pagayas bajo la potente tracción. Nadie hablaba para no perder un solo compás.
A las ocho, un tiro de cañón se oyó hacia el alto curso del río.
—¿Qué es esto? —preguntó Tremal-Naik, con ansiedad.
—Estamos cerca de Kidderpore.
—Algún leño de guerra parte y saluda.
—¡Pronto! ¡pronto...! ¡Podemos arribar a tiempo...!
El río comenzaba a animarse extraordinariamente. Barcas, brigs, bergantines, goletas, piróscafos remontaban y descendían la corriente en gran número. Grandes ghrab, grandes pariah de la Costa de Coromandel cuyas barrocas construcciones no les permiten cumplir más que un solo viaje al año, esto es en la época del monzón favorable; ligeros pulwar de Dacca, rapidísimos provistos de mástiles y de una gran vela cuadra; bagalas cubiertas los techos de rastrojo y con mástiles de bambúes anchísimos y magníficos feal charra, anchos de cincuenta y más pies, ricamente dorados, y conducidos por más de treinta remeros, se cruzaban de mil maneras o estaban anclados a lo largo de las riberas delante de los bungalows o de las aldeas.
Tremal-Naik debía poner en obra toda su habilidad, para no chocar contra aquella multitud de bastimentos y de barcas que crecía enormemente, tanto que ocupaban, a veces, el río entero.
Los thugs se esforzaban siempre, con creciente furia, tendiendo los músculos en modo tal, de hacer casi estallar la piel.
A las nueve la ballenera pasaba delante de Kidderpore, gran aldea que surge en la orilla izquierda del río, y pocos minutos después llegaba a la vista de Calcuta, la reina de Bengala, la capital de todas las posesiones inglesas de las Indias, con su línea imponente de palacios, con sus pagodas, con sus cúpulas, con sus bizarros campanarios, con sus cabañas, con sus squares y con el fuerte William, la más grande y robusta fortaleza que tenía la península, y que necesita de al menos diez mil hombres para ser defendida.
Tremal-Naik había brincado en pie como impulsado por un resorte y miraba con ojos estupefactos aquella aglomeración extraordinaria de edificios, de jardines y de navíos de línea.
—¡Allí...! ¡Allí...! ¡mira...! —exclamó un thug.
Tremal-Naik miró en la dirección indicada y vio a poca distancia de las compuertas que metían el agua en los fosos del fuerte William, una fragata de formas esbeltas, pero muy empopada, aparejada, y armada de numerosos cañones, vomitar nubes de humo por el camino que parecía demasiado estrecho.
Sobre el puente iban y venían soldados de infantería y marineros, ocupados en estibar toneles y en retirar las guindalezas sueltas de las boyas. Se comprendía, incluso a primera vista, que la nave se preparaba a partir. Tremal-Naik sintió un apretón en el corazón.
—¡Pronto, muchachos...! ¡pronto...! —exclamó él con acento desesperado.
Los thugs redoblaron sus esfuerzos. La ballenera, empujada adelante por las seis pagayas maniobradas con fuerza sobrehumana, no corría más, volaba. Las bordas gemían bajo los golpes vigorosos y el agua rebotaba hacia la popa.
—¡Pronto...! ¡pronto...! —gritaba Tremal-Naik, completamente fuera de sí.
De pronto emitió un alarido desgarrador.
—¡Ada...! ¡Ada...! ¡Perdido...! ¡todo está perdido...!
La fragata había abandonado el muelle y descendía majestuosamente el río, vomitando nubes de humo y enviando largos silbidos.
Los thugs, agotados, impotentes también más allá de luchar, se habían detenido mirando con ojos feroces la nave, que pasaba a doscientos pasos de la embarcación.
—¡Todo está perdido! —chilló uno de ellos, tendiendo el puño.
—¡No, no...! —exclamó Tremal-Naik.
Se inclinó, recogió la carabina, la armó y dirigió el cañón a la fragata. Sobre el puente de mando había visto a un hombre y lo había de súbito reconocido: era el capitán Macpherson.
Ya había abrazado el arma, ya estaba por hacer partir el tiro, cuando un thug lo derribó.
—Tú quieres hacernos asesinar —dijo el estrangulador, desarmándolo.
Tremal-Naik se realzó con los ojos encendidos, los puños alzados, el rostro trastornado.
—¿Pero no sabes tú, miserable, que si los thugs pierden Rajmangal yo pierdo a mi Ada? —chilló él.
—Cálmate, Tremal-Naik. Hay otras naves que van a los Sundarbans.
—¿Cuáles?
—Mira aquella cañonera. Embarca cañones y toneles de pólvora. ¿No ves sobre el pico la bandera inglesa?
Tremal-Naik vio de hecho una gran cañonera, anclada frente a la explanada de la Strand, que se preparaba a partir. Un penacho de humo salía de la chimenea.
—¡Si fuese verdad...! —murmuró con voz temblorosa—. ¡Al muelle! al muelle.
La ballenera con cuatro brazadas arribó delante de Cooley Bazar.
Precisamente en el mismo instante, un bote montado por un contramaestre de la Marina Real se hacía a la mar.
—¡Oh! ¡Hider! —gritó un thug.
El contramaestre, indio él, se volvió.
—¿Hola, amigos, dónde van? —preguntó él regresando a la orilla.
—¿Quién es aquel marinero? —preguntó Tremal-Naik.
—Un afiliado —le fue respondido.
Hider mientras tanto había desembarcado. Era un bello hombre de alta estatura, de unos cuarenta años, con una barba negrísima y espesa, ojos muy relucientes y miembros musculosos. Entre los labios tenía una corta pipa y fumaba vigorosamente.
—Amigos míos —dijo, acercándose—, aquí sucedieron cosas bastante graves.
—Lo sabemos —dijo Tremal-Naik.
—¿Quién eres tú? —preguntó el contramaestre, con desconfianza.
Tremal-Naik le mostró el anillo que llevaba en el dedo. El marinero cayó de rodillas.
—Ordena, enviado de Kali —dijo con voz temblorosa.
—¿Conoces al capitán Macpherson?
—Quizá mejor que tú.
—¿Sabes a dónde conduce la fragata?
—Ninguno sabe a dónde va la Cornwall, pero yo tengo una sospecha.
—La conduce a Rajmangal.
El contramaestre arrojó la pipa que se estrelló contra las piedras.
—¡A Rajmangal...! —exclamó él—. ¿A Rajmangal has dicho?
—Sí, él va a asaltar a Suyodhana.
—Lo sospechaba. He hecho embarcar dos afiliados en la Cornwall.
—¿Qué órdenes tienen?
—De velar y de informarnos de cuanto suceda, apenas puedan desertar.
—Entonces estamos perdidos.
El contramaestre no respondió. No encontraba palabra.
—¿Qué hace aquella cañonera que se está armando? —preguntó Tremal-Naik.
—Nos dirigimos a Colombo.
—Es necesario que caiga en nuestra mano.
—¿Qué quieres hacer con la Devonshire?
—Alcanzar a la Cornwall antes de que tire el ancla en Rajmangal.
—¿Y calarla a fondo?
—Eso es asunto mío —dijo Tremal-Naik.
—Ordena.
—¿Cuántos afiliados hay a bordo de la Devonshire?
—Somos seis.
—¿La tripulación asciende a...?
—A treinta y dos hombres.
—Es necesario embarcar al menos diez afiliados.
—¡Es imposible! —exclamó Hider.
—Con seis afiliados no se conquista la cañonera.
—Lo sé.
—¿Qué están embarcando ahora?
—Cañones.
—¿Y luego?
—Las provisiones.
—Embarcarán toneles de bizcocho y de agua, supongo.
—Es verdad.
—Está bien. En vez de toneles de bizcocho embarcarán toneles conteniendo thugs. ¿Puedes hacer esta sustitución tú?
—Yo dirijo el aprovisionamiento de la Devonshire.
—Una palabra todavía. ¿Cuando parte?
—A medianoche, me dijo el capitán.
—¿Crees tú que alcanzará a la Cornwall?
—Forzando mucho la máquina se podría alcanzarla.
—Me basta. Hasta esta noche, Hider.

NOTAS AL PIE DE PÁGINA DE SALGARI

Fuerte William: El fuerte William es de forma octogonal, defendido por un foso que recibe agua del río por medio de dos compuertas. Fue construido por Lord Clive en 1757, cuando la Compañía Británica de las Indias Orientales se estableció en Bengala.

ACLARACIONES DE LA TRADUCCIÓN

Para terminar la traducción de “Los misterios de la jungla negra”, incluyo la versión original del capítulo de 1895 (como había prometido en su momento). Al final del mismo continuaría el capítulo “Ingleses y estranguladores”, obviándose las historias de faquires, encantadores de serpientes, brahmanes, etc.
Lo que sigue a: «Tremal-Naik había brincado en pie como impulsado por un resorte y miraba con ojos estupefactos aquella aglomeración extraordinaria de edificios, de jardines y de navíos de línea» es el contenido original de 1895 que se diferencia de la versión definitiva de 1903. Sin embargo encontrarán algunas similitudes con este capítulo en versión 1903 y con el capítulo 34 (¡Demasiado tarde!), también de 1903.
Por último, en esta versión Hider no le dice a Tremal-Naik que Macpherson es el padre de Ada, manteniendo así la intriga hasta el final.

Fragata: Buques de tres palos. Tenían hasta dos cubiertas, una artillada o, con una pequeña batería en la segunda. Con hasta 30 piezas de artillería, aunque en algunos casos llegaba a 50.

Leguas marinas: “Leghe” en el original, es una medida de longitud de origen romano. Principalmente existen dos variantes: terrestre y marítima. La primera, llamada solamente legua, varía según el país de uso (entre 4 km y 5,2 km aproximadamente). En tanto, la legua marina se define como la de “20 al grado”, y equivale a 5.555,55 m. Decidí utilizar esta última variante debido a que se refiere a la longitud del río Hugli de 260 km. O sea, 1 lm = 5,55555 km. Por lo tanto, 50 lm equivalen a 277,78 km; 10 lm equivalen a 55,56 km.

Cossimbazar: En realidad el nombre con el que se conoce actualmente a este río es Bhagirathi. Sin embargo, en documentos ingleses (hasta el siglo XIX) se lo describía como “río Cossimbazar”; nombre tomado del pequeño pueblo que está a sus orillas. El Bhagirathi es un turbulento río del Himalaya indio que discurre por el estado de Uttarakhand y es la principal fuente del río Ganges, el principal río de la llanura Indo-Gangética del Norte de la India y un río santo del hinduismo.

Djellinghey: También llamado río Jellinghey en antiguos documentos ingleses, está descripto como uno de los principales afluentes del río Hugli junto al “río Cossimbazar”. Actualmente, a los principales afluentes del Hugli se los denomina Bhagirathi y Alaknanda, por lo que seguramente el río Djellinghey se trate de este último. El Alaknanda proviene del glaciar Satopanth en el estado de Uttarakhand, y se une con el río Bhagirathi, la fuente principal del Ganges, cerca de la pequeña localidad de Devprayag, después de recorrer alrededor de 200 km.

Damodar: “Dorumoudah” en el original, es un río que se origina cerca de la localidad de Chandwa en la meseta Chota Nagpur al este de la India. Fluye hacia el este por 592 km hasta el estuario del río Hugli. El antiguo Damodar solía fluir a través de Bengala en un curso directo de oeste a este, para unirse al río Hugli cerca de Kalna. Sin embargo, su curso ha cambiado y en sus alcances más bajos la mayoría de sus aguas fluyen en el río Mundeswari, que combina con otros ríos y finalmente la mayoría del agua del Damodar desemboca en el río Rupnarayan. El balance de agua que fluye a través de lo que se conoce como Damodar acaba en el Hugli, al sur de Calcuta.

Rupnarayan: “Roupnaram” en el original, es el río sobre el cual desemboca el Damodar. Comienza en la meseta de Chota Nagpur al noreste de la ciudad de Purulia. Luego fluye tortuosamente hacia el sudeste pasando por la ciudad de Bankura, donde se lo conoce como río Dwarakeswar. Cerca de la ciudad de Ghatal se une con el Silai, donde toma el nombre de Rupnarayan. Finalmente se une al río Hugli.

Tingorilly: Río del que no encontré ninguna referencia. El único tributario por derecha del Hugli que falta nombrar es el río Khari, en el estado de Guyarat, de 50 km de longitud.

Haldi: “Hidiely” en el original, es el último río tributario del Hugli antes del mar, que fluye a través del distrito de Midnapore oriental por 24 km.

Chandernagor: Ciudad de la India en el estado de Bengala Occidental, a 30 km del norte de Calcuta. Fue uno de los primeros asentamientos de los franceses en la India.

Hugli [ciudad]: “Hougly” en el original, actualmente se la conoce como “Hugli-Chuchura” en el estado de Bengala Occidental, a 35 km al norte de Calcuta en la India. La actual ciudad se formó en 1865 con la unión las ciudades Hugli y Chuchura.

Piróscafo: Buque de vapor.

Brig: “Brick” en el original, es un buque con dos palos con velas cuadradas. Se diferencia del bergantín por sus aparejos (conjunto de palos y velas).

Bergantín: Buque de dos palos y vela cuadrada o redonda.

Goleta: Embarcación fina, de bordas poco elevadas, con dos palos, y a veces tres, y un cangrejo en cada uno.

Sloop: “Slopp” en el original, es un barco de vela del tipo balandra con aparejo proa-popa y un único palo.

Pinazas: “Pinasse” en el original, es una embarcación construida totalmente de madera de pino, pequeña y movida a remo y vela, capaz de desarrollar una velocidad considerable.

Pulwar: “Poular” en el original, es un tipo de embarcación pequeña de fondo plano utilizada en la pesca.

Bagalas: “Bangle” en el original, es un tipo tradicional de barco árabe de navegación de mar abierto, con dos mástiles y dos o tres velas. El nombre viene de “baghla” en árabe que significa “mula”.

Feal charra: “Fylt’ sciarra” en el original, es un tipo de embarcación de placer de la India que tiene una cabeza de elefante como mascarón de proa.

Steamer: Esta palabra en inglés, que no traduje, se utiliza para designar a los barcos a vapor.

Garzón: Del francés “garçon”. Joven mancebo, mozo.

Pies: 1 pie = 0,3048 m. Por lo tanto, 5 pie equivalen a 1,52 m; 50 pie equivalen a 15,24 m.

Calamus: “Calami” en el original, es un género de plantas de la familia Arecaceae. Los tallos pueden crecer hasta 200 m de longitud.

Jalapa: “Scialappa” en el original, es una planta de cuyas semillas se extrae un aceite utilizado en aplicaciones industriales. Se la conoce más comúnmente como tártago (Euphorbia lathyris).

Búfalo salvaje: Llamado “búfalo de agua salvaje” (Bubalus arnee) es un bovino nativo del sudeste asiático, actualmente en peligro de extinción, que llega a los 1.200 kg con una longitud de 240 a 300 cm y una altura de 1,50 a 1,90 m. Ambos sexos poseen cuernos pesados.

Comedores de hueso: Por la descripción que hace Salgari, se trata sin duda del “marabú argala”.

Brazas: 1 ftm = 1,8288 m. Por lo tanto, 500 ftm equivalen a 914,40 m; 600 ftm equivalen a 1.097,28 m; 50 ftm equivalen a 91,44 m.

Ghrab: “Grab” en el original, es uno de los varios tipos de dhow (embarcación a vela de origen árabe).

Cestonada: “Gabbionata” en el original, es una fortificación hecha con cestones o gaviones (cilindros llenos de tierra para defenderse de los tiros).

Babor: Lado o costado izquierdo de la embarcación mirando de popa (atrás) a proa (adelante).

Millas: 1 mi = 1,609344 km. Por lo tanto, 0,5 mi equivalen a 0,80 km.

Bombay: Es la capital del estado federal de Maharashtra en la India. Es la ciudad portuaria más importante con casi el 40% del tráfico exterior del país.

Teca: “Tek” en el original, es un árbol de la familia de las Verbenáceas, que se cría en las Indias Orientales, corpulento, de hojas opuestas, grandes, casi redondas, enteras y ásperas por encima. Su madera es tan dura, elástica e incorruptible, que se emplea preferentemente para ciertas construcciones navales.

Masteleros: “Alberetti” en el original, es el palo o mástil menor que se pone en los navíos y demás embarcaciones de vela redonda sobre cada uno de los mayores, asegurado en la cabeza de este.

Estribor: Lado o costado derecho de la embarcación mirando de popa a proa.

Regala: “Capo di banda” en el original, es el tablón que cubre todas las cabezas de las ligazones en su extremo superior y forma el borde de las embarcaciones.

Ciudad Blanca: O “White Town” en inglés, era el nombre con el que a mediados del S.XIX se conocía en Calcuta al área británica alrededor del barrio Chowringhee, donde estaban los edificios públicos.

Cornwall: Existen varios buques de la Marina Real con el nombre de “Cornwall”. Pero de la época en que transcurre la historia (1853) podría ser la “HMS Wellesley” (1812-1940) de tercer grado de 74 piezas de artillería construido por la Compañía Británica de las Indias Orientales en Bombay, que posteriormente, en 1868 fue rebautizado como “TS Cornwall”. Recordar que Salgari escribió la novela en 1887.

Unko: “Ungko” en el original, es una de las tres subespecies del “Hylobates agilis”, llamado también “gibón ágil de tierras bajas”. Primate del sudeste de Asia, Sumatra y Borneo que alcanza un peso promedio de 5,5 kg, una longitud de 40 a 60 cm y no posee cola.

Axis: Por la descripción de Salgari, hace referencia al “Axis axis”, comúnmente llamado “axis”, “chital” o “ciervo moteado”. Habita en Asia y posee, durante toda su vida, manchas blancas en su piel marrón. Alcanza 1,20 y 1,50 m de longitud y un peso de entre 70 y 90 kg.

Milanos: “Nibbi” en el original, es un ave diurna del orden de las rapaces, que tiene unos 70 cm desde el pico hasta la extremidad de la cola y 1,5 m de envergadura, plumaje del cuerpo rojizo, gris claro en la cabeza, leonado en la cola y casi negro en las penas de las alas, pico y tarsos cortos, y cola y alas muy largas, por lo cual tiene el vuelo facilísimo y sostenido. Se alimenta con preferencia de roedores pequeños, insectos y carroñas.

Gypaetus: “Gypaeti” en el original, es una especie de ave más conocida como “quebrantahuesos”. Es un buitre que remonta huesos y caparazones hasta grandes alturas para soltarlos y partirlos contra las rocas.

Busardos: “Bozzagri” en el original, nombre común con el cual se denomina al buteo, género de aves accipitriforme, de tamaño mediano, con un cuerpo robusto y fuertes alas. En hispanoamérica se los conoce como gavilanes.

Ibis negro: “Ibis brune” en el original, corresponde al “Pseudibis papillosa”, especie de ave pelecaniforme de la familia Threskiornithidae de Pakistán e India.

Cormorán: “Marangoni” en el original, también llamado “cuervo marino” es un ave palmípeda del tamaño de un ganso, con plumaje de color gris oscuro, collar blanco, cabeza, moño, cuello y alas negros, patas muy cortas y pico largo, aplastado y con punta doblada. Nada y vuela muy bien, habita en las costas y alguna vez se la halla tierra adentro.

Focha: “Folaghe” en el original, otro de los nombres con que se conocen a las gallaretas. Es un ave de la familia Rallidae.

Patos brahmánicos: “Anitre braminiche” en el original, es el nombre con el cual se conoce al “tarro canelo” (Tadorna ferruginea) en la India.

Kidderpore: “Kiddepur” en el original, es un barrio de la ciudad de Calcuta, ubicado en el centro oeste sobre el río Hugli. También recibe el nombre de Khidirpur.

Pariah: Según el libro “Il costume antico e moderno...” (G. Ferrario, 1829), se trata de embarcaciones en muy mal estado. Paria, también es el habitante de la India, de ínfima condición social, fuera del sistema de las castas.

Costa de Coromandel: Es el nombre dado a la franja marítima de Tamil Nadu, en el sudeste de la India, bañada por el océano Índico.

Dacca: Nombre con el que se conocía a la capital de Bangladés. Actualmente es “Daca” y posee 11 millones de habitantes.

Vela cuadra: “Vela quadrata” en el original, también llamada “vela cuadrada”, es el tipo de vela utilizado por los barcos de vela. Tienen forma rectangular o trapezoidal y trabajan en ángulo recto respecto del rumbo de la nave.

Bastimento: Barco.

Squares: Mantuve la palabra utilizada por Salgari. Proviene del inglés y significa “plazas”.

Empopada: “Impoppata” en el original, dicho de un buque: Calar (alcanzar en el agua determinada profundidad por la parte más baja de su casco) mucho de popa.

Aparejada: Poner a un buque su aparejo para que esté en disposición de poder navegar.

Guindalezas: “gomene” en el original, en marina son cabos de 12 a 25 cm de mena (circunferencia), de tres o cuatro cordones corchados de derecha a izquierda y de 167 o más metros de largo, que se usan a bordo y en tierra.

Strand: Calle de la ciudad de Calcuta que corre sobre la margen este del río Hugli y lleva al fuerte William.

Cooley Bazar: “Kuti-Bazar” en el original, zona al sudoeste de Calcuta, correspondiente al actual Área Watgunj Redlight.

Contramaestre: “quartier-mastro” en el original, para la Marina Real es el marinero cuya función es la de timonel, o sea, la persona que gobierna el timón de la nave. En puerto es responsable de la seguridad.

Colombo: Es la ciudad más populosa de Sri Lanka (en ese momento Ceilán) y su capital comercial.

Devonshire: Existen varios buques de la Marina Real con el nombre de “Devonshire”. Pero de la época en que transcurre la historia (1853) podría ser la “HMS Devonshire” (1812-1869) de tercer grado de 74 piezas de artillería construido por Deptford Barnard en Londres.

3 comentarios:

  1. Hola,
    Salgari tomó la palabra "pariah" desde el libro "Il costume antico e moderno" de Giulio Ferrario, donde se dice:
    «I brigantini Indiani che dalla costa del Coromandel e del Malabar trasportano a Calcutta le produzioni di questi paesi sono di pessima forma e perciò si dà loro il nome di pariah, voce, che secondo Solvyns viene applicata a tutte le cose cattive.»
    Este es el enlace para verificar: http://tinyurl.com/y3rdsd9k
    Saludos,
    Luigi

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    1. ¡Muchas gracias por la referencia! Veo de ajustarlo.

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    2. Actualizado en las 3 entradas donde aparece. ¡Muchas gracias!

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